El inicio del mes de diciembre fue desastroso para la oposición; si como diría William Shakespeare “el pasado es prólogo”, tendremos que resignarnos a vivir un nuevo triunfo de Morena en la elección presidencial de México en 2024.

El mes arrancó con el terrible oso de Samuel García, quien finalmente se quedó en donde debía, es decir en la gubernatura de Nuevo León para la que fue elegido para seis años.

Con la serie de tropiezos de Samuel queda en evidencia su inexperiencia, su ambición desmedida y su inclinación al autoritarismo.

Como diría su compadre Luis Donaldo Colosio Riojas: “¡Maduren, carajo! y por favor déjense de payasadas y por cualquier cosa. Están en un trabajo difícil, muy complicado, la política no es hacer acuerdos con la gente que te caiga bien. La política se da y la democracia se da a partir de la diferencia de opiniones”.

En efecto, Samuel García buscó la candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano y al mismo tiempo intentó imponer a su suplente, pero se le olvidó que el Congreso de Nuevo León está dominado por sus adversarios del PAN y el PRI.

El sainete del mandatario estatal costará caro a MC, partido que se ha quedado por ahora sin una figura de relieve para la candidatura presidencial. Podrían negociar de nuevo con Marcelo Ebrard, quien estaría feliz de lanzarse, siempre y cuando tenga el visto bueno de “ya saben quién”.

Pero lo más probable será que Dante Delgado, el dueño de los guantes y las pelotas de Movimiento Ciudadano, se sacrifique y logre su sueño dorado de buscar la presidencia de México, aunque seguro alcanzará una votación exigua.

Lo único cierto que dijo Samuel en su perorata para justificar su regreso a la silla grande de Nuevo León fue que durante su corto periodo de precampaña despertó entusiasmo y aumentó unos puntos su popularidad. Esto indica que los electores mexicanos están ávidos de acoger a figuras nuevas que contagien su ímpetu, juventud y energía. Lamentablemente los partidos mexicanos, al menos en estos momentos, no permiten que nuevas figuras surjan en el escenario.

Las recientes encuestas sobre las preferencias electorales fueron una pesada losa que cayó en días pasados sobre la oposición y en especial sobre la precandidata Xóchitl Gálvez.

En el estudio de opinión publicado por el periódico “Reforma” en días pasados, la precandidata de Morena, Claudia Sheinbaum, encabeza las preferencias con 46 por ciento contra el 25 por ciento de Xóchitl Gálvez y el 14 por ciento de Movimiento Ciudadano, cuando todavía Samuel Moreno ocupaba la precandidatura.

Claudia aumentó a 21 puntos su diferencia con Xóchitl cuando en agosto se colocó en 44 por ciento contra 27 de la abanderada del Frente Amplio por México, es decir una diferencia de 17 puntos.

Lo anterior supone un doloroso retroceso de Gálvez de cuatro puntos, aunque todavía estamos en la etapa previa de la campaña presidencial.

Para rematar esta semana negativa para la oposición, Xóchitl Gálvez dio a conocer su nuevo y depurado equipo de campaña en donde se observa una mezcolanza de figuras políticas que no convencieron a los analistas nacionales. Como coordinador de campaña se confirma a Santiago Creel, cuya trayectoria política y edad encaja más para un puesto de asesor y no como encargado de diseñar y operar la estrategia.

Lo mismo sucede con Josefina Vázquez Mota, Margarita Zavala, Rubén Moreira, Ildefonso Guajardo y otros más que ya tuvieron su momento de gloria y que ahora deben dar paso a las nuevas generaciones.

Para sacar de Palacio Nacional a López Obrador y Morena, Xóchitl tendrá que echar mano de políticos duros y enérgicos como Lily Téllez y Damián Zepeda, entre muchos otros, además de gobernadores y alcaldes de oposición que han gobernado con éxito y honestidad.

Sin duda Morena ganó el primer round de la contienda, lástima. Noticia final…

Andrés Manuel López Obrador insiste en que los magistrados y jueces sean elegidos por el voto popular y para ello anuncia que enviará una iniciativa de ley a inicios del 2024. De consumarse este capricho del régimen, los mexicanos perderemos la independencia que todavía goza el Poder Judicial, la dictadura entonces será cuestión de tiempo.—