PROGRESO.– Tronada la jornada sabatina en las playas de este puerto, a los pocos paseantes en el malecón que se meten al mar, enseguida los desalojan por los elementos de Protección Civil, como ocurrió con un grupo de franceses que llegaron para pasar el día.

A las 13 horas, el grupo de 10 franceses que llegó de visita, se instaló en la playa, tres de ellos se metieron al mar, pero enseguida personal de Protección Civil que recorren el malecón, les dijeron que por seguridad debían de salir (del mar), pues por la marea roja, recalan mantarrayas que pueden picarlos, y la picadura es dolorosa.

Los franceses permanecieron unos cinco minutos, se dieron un remojón y salieron, comentaron que no tardarían mucho tiempo, pues esperaban darse un baño de mar, pero se quedaron con las ganas.

En el malecón todavía no llega la marea roja, pero sus efectos se sienten desde principios de semana cuando comenzaron a recalar mantarrayas vivas que picaron a unos 15 paseantes que se metieron al mar, entre ellos un niño pasajero del crucero Carnival Valor que llegó el jueves pasado.

La noticia del ataque de mantarrayas, la presencia de la marea roja en la costa, la prohibición de meterse al mar, ha sido determinante para que se desplome drásticamente la afluencia de paseantes en el malecón, que hasta las 14 horas (sábado) en la playa habían unas 500 personas, cuando en un día normal, ya habrían unas 5,000, comentaron prestadores de servicios.

Meseros que atienden palapas y sombrillas en la playa del malecón, señalaron que las vacaciones ya tronaron, cuando la mancha de la marea roja llegue al malecón y comience a apestar, no vendrán paseantes. Indicaron que el segundo domingo de agosto sería el peor de las vacaciones de verano, y es probable que arriben pocos paseantes.

La vendedora de kibis Yolanda Fuentes, recorrió el malecón con su venta, llevaba 60 kibis, hasta las 14 horas no había vendido nada, pues no hay clientela. En días normales, vende hasta 100 de esos productos.

La jornada del sábado fue de contrastes, poca gente en la playa, pero los restaurantes y pescaderías tuvieron clientela durante todo el día, visitantes que llegaron para desayunar y almorzar. Por la noche se esperaba que aumentara un poco la afluencia.—