La falta de sensibilidad, por decir lo menos, de un banco y de la Secretaría del Bienestar está privando a una yucateca de 88 años de edad del derecho constitucional a recibir el apoyo económico que se canaliza mediante esa dependencia federal.

La adulta mayor, de nombre Guadalupe C.E., se encuentra en estado vegetativo y está rígida: no mueve ninguna parte del cuerpo y no habla.

Desde hace varios años se encuentra postrada en la cama de un albergue de Mérida.

Lupita es viuda y su único hijo falleció hace unos 10 años. Fue ama de casa al ciento por ciento.

Por sus problemas de salud la señora requiere de varios medicamentos y de al menos tres pañales desechables al día.

Estos gastos se sufragaban en parte con el apoyo económico establecido en el artículo Cuarto, párrafo 16, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Desafortunadamente la tarjeta bancaria perdió vigencia y la hermana que tiene a su cargo velar por Lupita acudió a la delegación de la Secretaría del Bienestar debido a que en ocasión anterior personal de la dependencia verificó las condiciones de la enferma y gestionó ante el banco la renovación.

Sin embargo, esta vez le informaron que ya no hacen ese tipo de gestiones.

En el banco le dijeron que tenía que acudir la titular de la tarjeta para realizar el trámite de renovación, lo cual debido al estado en que se encuentra prácticamente es imposible porque debido a que está inmóvil, cualquier movimiento le causa severos dolores.

Para su traslado se requiere de una ambulancia. Llevarla al banco de nada serviría porque no habla y mucho menos puede firmar ni poner su huella digital. Pero la familia se pregunta ¿qué impresión causaría ver llegar la ambulancia al banco y descender de ella una camilla? ¿Habrá espacio en la puerta para meterla a la institución?

Por ahora, aunque ya se depositó el apoyo económico, no ha sido posible retirarlo y todo porque Lupita, aunque está viva, no se encuentra en condiciones de realizar las gestiones para renovar su tarjeta.

Además, hay otro inconveniente. El banco exige un documento de identidad válido, pero la credencial de elector de Guadalupe ya está vencida y nunca ha tenido pasaporte.

En el Instituto Nacional Electoral le dijeron a la familia que tiene que acudir a algún módulo para renovar su credencial, porque se requiere tomarle la foto, pero no es posible su traslado por las condiciones en que se encuentra.