Un análisis señala menos expectativa de rentabilidad del proyecto del Tren Maya.

En entrega anterior explicamos cómo la inversión es clave para el crecimiento del país y mostramos que los niveles de la misma estaban siendo inferiores al mínimo para que se diera dicho crecimiento.

En el mismo texto explicamos que no solamente era importante la cantidad de recursos económicos que se invierten sino también en qué se invierten dichos recursos.

El 13 de abril de 2022 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación la constitución del Grupo aeroportuario, ferroviario y de servicios auxiliares Olmeca–Maya–Mexica S.A. De C.V. Empresa de participación estatal mayoritaria coordinada por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Esta empresa integrará diferentes proyectos, algunos de ellos ya se encuentran en operación y otros están en proceso de construcción o aún están en fase de proyecto:

—Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

—Aeropuerto Palenque.

—Aeropuerto Chetumal.

—Aeropuerto Tulum.

—Tren Maya.

Análisis

Cuando se trata de inversión pública, ésta no siempre tendrá que ser rentable en términos de Tasa Interna de Retorno (TIR).

En muchos casos estos cálculos agregan una Tasa Interna de Rendimiento Social (TIR Social), es decir, se deben incluir todos aquellos costos y beneficios sociales directos e indirectos, nacionales y regionales que genera el proyecto, según sea la naturaleza del mismo.

En el caso del Tren Maya, según datos de la SHCP la TIR es del 10.90%, tasa que fue obtenida en el estudio técnico financiero preparado por esta dependencia, siendo que su período de recuperación con flujos descontados, según cálculos elaborados por “México, ¿cómo vamos?”, es de 17 años.

Sin embargo, este proyecto al igual que algunos más en ejecución por parte de esta administración pública federal, ha incrementado significativamente el monto de inversión respecto de su presupuesto original. Debido a lo anterior, la TIR resultante ya no será la misma sino que será bastante inferior.

¿Por qué debería preocuparnos esta situación?

Los recursos públicos de nuestro país son muy limitados y vienen principalmente de la recaudación de los impuestos que los mexicanos pagamos por nuestras actividades económicas.

Por tanto, además del gasto social en salud, educación, seguridad y otros rubros estrictamente necesarios, los montos que se determinan en el presupuesto para inversión pública deberían aplicarse inteligentemente en proyectos de gran alcance social y de preferencia en aquellos que puedan ser sostenibles económicamente, además de cumplir con los temas de cuidado del medioambiente, entre otros.

A pesar de que el proyecto denominado Tren Maya traerá beneficios económicos para la zona geográfica, en términos financieros ya no logrará conseguir los objetivos originales y difícilmente podrá considerarse como el gran detonante económico que reducirá la brecha de los “tres Méxicos”.

Para que esto último se dé, se requiere mucho más inversión pública en infraestructura si el objetivo es lograr que el sureste deje de ser la zona más pobre del país.

Por tanto, para que este proyecto siga manteniendo su propósito de generar riqueza y economía a la región peninsular, principalmente a las zonas más marginadas de los tres estados, deberá conseguir al menos lo siguiente:

1) No dilatar más su terminación, ya que toda demora seguirá incrementando los costos del proyecto y los perjuicios por la ejecución de la obra.

2) Operar con números positivos a partir de la puesta en marcha. Situación que ha estado en duda desde su concepción. De manera que, si no se cumple esta condición los costos que generarían las posibles pérdidas en los próximos años irían en contra del presupuesto de las siguientes administraciones federales.

3) Lograr todos los beneficios que se plantearon desde el principio tales como la generación de empleos permanentes directos e indirectos, la atracción y llegada de mayor cantidad de turistas extranjeros a la región así como mayor permanencia de los mismos en los tres estados y la creación de infraestructura en las zonas marginadas.

Parece sencillo lo que describimos, sin embargo la complejidad y magnitud de este importante proyecto incrementa los riesgos de desfase en tiempo, presupuesto y terminación exitosa.

Conclusión:

Más nos vale como país que las próximas administraciones federales determinen minuciosamente cuáles serán los proyectos de inversión pública que serán propuestos y ejecutados en el futuro, sobre todo si queremos que éstos funcionen como palanca de crecimiento económico y se conviertan en un detonante y multiplicador de la inversión privada para comenzar una tendencia positiva de crecimiento en el PIB, creación de riqueza y por supuesto una mejor distribución de ella.