El libanés Zuhair Murad trasladó a París sus ensoñaciones románticas, aquellas que se nutren del imaginario de poetas como Lord Byron y su oda a los corsarios. Ayer, el diseñador presentó una colección de alta costura compuesta por creaciones etéreas, figuras suntuosas que atrapan las miradas, nubes de tul decoradas con cartas náuticas y constelaciones, y corsés bordados de perlas y monedas de oro antiguas.

PARÍS (EFE).— Las pasarelas de Alta Costura fueron ayer escaparates de vestuarios fantásticos, con la inspiración corsaria de Zuhair Murad y las sirenas góticas de Glenn Martens para JeanPaul Gaultier.

Tras su despedida de los desfiles en 2020, Gaultier ha tomado el puesto de mecenas de su propia marca e invitado a creadores emergentes a tomar las tiendas.

Ayer, Glenn Martens, fundador de la firma Y/Project y desde 2020 director creativo de Diesel, reinterpretó los códigos del Gaultier de la década de 1990 con vestidos alargados y estrechos que marcan la silueta.

Destacaron los vestidos de punto trenzado hasta los tobillos con aberturas en hombros y vientre, como si se tratara de una venda que envuelve el cuerpo, y los trajes tipo malla con estampados a rayas o salvajes que dibujan los contornos.

Martens, de 38 años y graduado de la misma escuela de diseño que compatriotas como Martin Margiela y Dries Van Noten, se quedó con una gama de grises antracita, beiges y verdes oscuros, lo que dio a la colección un aspecto un tanto sombrío.

Resaltó este ambiente con vestidos de organza traslúcidos sobre variaciones del famoso corsé de Gaultier, que Martens utilizó como vestido, y también con la pasarela de fondo negro en que se exhibieron las prendas de la primavera-verano 2022.

Una de las piezas más llamativas fue un vestido de punto largo con raya marinera bordado con corales rojos de pies a cabeza, lo que daba a la modelo la apariencia de acabar de salir del fondo marino.

Gaultier se levantó de su asiento en primera fila al terminar el desfile para abrazar a Martens, recibido entre aplausos y ovaciones.

En julio, el “enfant terrible” de la moda francesa dejó la colección otoño-invierno 2021/2022 a la japonesa Chitose Abe, creadora de la firma Sacai.

De Martens dijo haberse sentido atraído por la estética vanguardista, experimental y arquitectónica, y el juego entre los códigos masculinos y femeninos.

En la Semana de la Moda de París, donde hasta hoy se verán las colecciones de Alta Costura, ayer también tocó el turno de Zuhair Murad.

Su afición por los vestidos princesa con faldas largas, tules cargados de pedrería y escotes marcados jugó con la estética medieval y de piratas. Sus creaciones estuvieron acompañadas por tricornios trenzados y pañuelos anudados a la cabeza.

Las alusiones a la navegación fueron más allá con el bordado de mapas antiguos en los vestidos.

Reinaron los colores pastel, sobre todo los tonos piel, aunque Murad incluyó algunos estilismos en rosa fucsia y azul cerúleo.

Se vieron vestidos abiertos y ajustados al cuerpo en macramé, elevados a la categoría de Alta Costura gracias a los bordados de pedrería.

Además, se presentaron propuestas con pantalones abombados, traslúcidos y decorados con brillantes.

Ambos desfiles se celebraron de forma presencial y fueron retransmitidos en directo con la asistencia de un centenar de invitados, que debieron portar cubrebocas, si bien la moda parece más dispuesta a retomar el contacto físico con el público.