FESTIVAL.— AVÁNDARO

(Excelsior).— Un inmenso llano cubierto de prendas de vestir, botellas vacías, botes, desperdicios de todas clases y una mezcla de olores —el penetrante de la mariguana entre ellos— quedó como el vestigio mudo del paso de una multitud ruidosa y alegre, frenética y relajada a ratos, de acuerdo con las piezas que interpretaron once conjuntos musicales. La música de rock terminó a las 8 de la mañana: tres muertos, multitud de heridos, jóvenes, drogados, detenidos por la policía, hombres y mujeres desnudos, un joven sin ropas que subió al templete en que actuaban los conjuntos pop y rezó a Dios cuando pretendían bajarlo por segunda vez. Valle de Bravo se trastornó. De pueblo quieto, de centro turístico se transformó en sitio para acampar. Allí durmieron miles que antes del amanecer ya se retiraban. Las

tiendas cerraron y en las casas fueron colocados candados y cadenas.

CONCHA ACÚSTICA. —La Rondalla de la Universidad y el Orfeón Yucatán “secaron” anoche con cálidas canciones las finas gotas que durante la tarde cayeron, con ritmo lento, sobre la Concha Acústica del Parque de las Américas. La Rondalla celebró anoche su quinto cumpleaños. Le cantaron a Mérida con la inspiración de Pepe Martínez y su repertorio universal y con “Estrellita del Sur” pusieron un lucero sobre el manto gris que cubría la Concha. Los muchachos interpretaron también “La flor de la canela”. El público les tributó merecido homenaje. La segunda parte del festival estuvo a cargo del Orfeón Yucatán que dirige el doctor Carlos Tello Solís y que, entre otras de sus interpretaciones, tuvo “Adiós Nicanor”, “Jesusita en Chihuahua”, “La llorona”, “La sandunga”, popurrí de rondas infantiles, “Susana” y el Himno Nacional. (De “Diario de Yucatán” número 16,648)