Diario de Yucatan

De mal en peor la inseguridad

JOSÉ SANTIAGO HEALY (*) [email protected]

Es un problema por demás trillado —“ya chole”, diría López Obrador— pero es decisivo para México porque no podrá existir un desarrollo integral si no se resuelve pronto.

Hablamos de la inseguridad que priva en México desde hace ya muchos años, pero que se ha recrudecido ante el fracaso de la estrategia “abrazos y no balazos”.

De acuerdo a las cifras oficiales reveladas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el total de homicidios dolosos de diciembre del 2018 hasta el pasado mes de junio ascendió a los 91,620.

Esto representa un promedio mensual de 2,955 asesinatos contra los 1,689 registrados en promedio durante el gobierno de Felipe Calderón y los 2,172 del sexenio de Enrique Peña Nieto.

De no subsanarse este grave problema el régimen de Andrés Manuel López Obrador concluirá con más de 200 mil homicidios contra los 156,437 ————— (*) Periodista del gobierno de Peña Nieto y los 121,600 de Calderón.

¿Pero qué pasa en la actual administración? ¿Cómo es posible que no se registre una baja significativa en la violencia cuando diariamente el gabinete de seguridad se reúne para analizar esta situación?

¿De qué ha servido la creación de la Guardia Nacional con la inversión de miles de millones de pesos?

¿Cuál es la razón de que ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez, León, Acapulco, Culiacán, Ciudad Obregón y Guadalajara, entre otras, mantengan altos índices de homicidios y de inseguridad?

De entrada hay que señalar que el diagnóstico realizado por las autoridades desde el inicio del actual régimen adolece de muchas fallas.

La pobreza y el desempleo en algunas regiones incita a los jóvenes a reclutarse en las filas del crimen organizado, pero no es una tendencia general, de ser así los municipios más pobres serían los más violentos y no es el caso de Tijuana, León o Culiacán, por citar tres ciudades prósperas y además violentas.

Tampoco es verdad que la violencia cederá con los programas sociales ni tratando de disuadir amigablemente a los criminales y a sus carteles a abandonar sus actividades ilícitas.

La operación de una Guardia Nacional bien adiestrada y ajena a la corrupción apoyará sin duda la cruzada contra la inseguridad, pero tendrá que acompañarse con medidas drásticas que se han aplicado con éxito en otras naciones.

Una de ellas es acabar de tajo con la impunidad. Cero tolerancia al delito: detener, juzgar y sentenciar con firmeza a todo delincuente.

Cero tolerancia contra las autoridades deshonestas, toda denuncia investigarse a fondo y castigar sin miramiento a los jueces, agentes investigadores y policías corruptos.

México es de tiempo atrás un país con alto consumo de drogas, se requieren campañas intensas para desalentar las adiciones y operativos con bisturí para desactivar a las bandas urbanas.

Finalmente establecer acciones coordinadas con Estados Unidos y países de la región para combatir con éxito a las redes del narcotráfico.

Años atrás México exportaba mariguana, amapola y opio al extranjero, hoy comercia además cocaína, fentanilo y metanfetaminas, entre otras sustancias ilícitas.

Se considera a México el distribuidor número uno de drogas en el continente dejando muy atrás a Colombia, Brasil, Perú, Venezuela y Bolivia. Los cárteles mexicanos tienen además nexos con la delincuencia organizada de Europa y Asia.

Es evidente que la estrategia oficial ha fracasado, pero no solo en materia de homicidios sino también en feminicidios, abusos sexuales y violencia familiar.

A ello hay que añadir las extorsiones y el clima de intimidación que priva en la sociedad mexicana ante el ominoso poder de los criminales. La gente está harta de los abusos.

¿Veremos en lo que resta del sexenio resultados en contra de la violencia?—Hermosillo, Sonora.

Pagina Editorial

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2021-07-23T07:00:00.0000000Z

2021-07-23T07:00:00.0000000Z

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