El incendio cerca del popular lago Tahoe, uno de los mayores de las decenas que hay en California, Estados Unidos, se vio impulsado a lo largo de la madrugada de ayer por los fuertes vientos que soplan en la zona y cruzó la frontera hasta alcanzar al vecino estado de Nevada.

El fuego de “Tamarack”, como fue bautizado, obligó a desalojar a miles de personas de una zona con gran presencia turística y ya destruyó más de 20,000 hectáreas desde que fue causado por un rayo el domingo 4 pasado, según informó el Servicio Forestal de Estados Unidos.

Es el primer incendio de la temporada en cruzar la frontera entre California y Nevada, una división natural formada por la cordillera Sierra Nevada, principal fuente de agua para ambos estados pero que este año se encuentra en una situación de sequedad extrema tras un invierno con mucha menos lluvia de lo habitual.

Las llamas obligaron a cortar tramos de la autopista 395 en Nevada, una de las más transitadas del estado y que conecta Reno y Carson City con California.

Pese a tener a más de 1,200 bomberos en el combate, los servicios de emergencias sólo han logrado contener 4% del fuego y no prevén tenerlo completamente bajo control hasta fines de agosto.

En paralelo al del lago Tahoe, hay otros grandes incendios en California y el resto del oeste de EE.UU., que está viviendo un verano de calor extremo, lo que, unido a la sequía, ha hecho que la temporada de incendios se adelante varios meses.

En Oregón, al norte de California, el fuego llamado “Bootleg” lleva ya más de 161,000 hectáreas calcinadas desde que fue declarado a principios de este mes.